Es facilísimo. Sólo necesitáis tres cosas: Celofán, tijeras y una plancha de pelo (o si tenéis un aparato de cocina de éstos que envasan al vacío, pués mejor).
Recortáis el papel de celofán del tamaño que os quepa vuestra galleta dentro al doblarlo. Luego cogéis la plancha, y cerráis los tres laterales con la plancha. El calor hace que se unan ambos lados del celofán.
Y no hay más secreto. Ya véis qué fácil y barato (yo compro el celofán en los bazares todo a cien, que además tienen surtido).
En caso, que queráis poner una cartulina con vuestro nombre, página web, o, no se, los datos de la persona a quién se lo vais a regalar por ejemplo, pues dejáis el lado superior abierto, ponéis la cartulina impresa dentro, y lo grapáis.
Ahhh, y no sólo podéis usarlas para presentar vuestras galletas, sino también para cualquier otro detalle que queráis regalar, como mis cositas de fieltro.
Te digo una cosa, lo que mas me agrada de esta clase de bolsas. Es la parte de cellarlas, cuando se les aplica calor. Eso sin duda es lo que mas me gusta.
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