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Este blog lo he creado para ir metiendo en mi cajita, todo aquello que irrumpe en mi vida. Y así, con la humilde intención de ir compartiendo mis cosas, es que os dejo entrar en mi Caja de Nolfar.







martes, 22 de marzo de 2011

Crónica del nacimiento de mi hijo Jofre

Todo empezó la madrugada del 14 de marzo del 2008. Son las 2 y algo de la madrugada. Me despierto con dolores. Son similares a los de una regla. Me vuelvo a dormir. Sobre las 3.40 am vuelvo a despertarme, me duele bastante. Voy al lavabo, hago pis y al limpiarme veo un hilo de sangre, me pongo contenta pues pienso que puede ser los restos del tapón mucoso, que empecé a soltar una semana antes. Vuelvo a la cama y me duermo. A las 4 y algo de la madrugada vuelvo a despertarme de nuevo. Vuelve a doler. Ahora tengo hambre, voy a la cocina y me como dos magdalenas y un zumo de naranja. Antes me he preparado un KILOR (hierro) porque se me pasa por la cabeza que todo esto pudiera ser síntomas de parto. Vuelvo a la cama, mi marido se medio despierta, y le digo en voz bajita, que creo que pronto será papi. A las 5 am más de lo mismo. Voy al lavabo al limpiarme mancho el papel de sangre, pero no era sangre de una cantidad similar a la de una regla, era más rosado. Esta vez me asusto, pero luego recuerdo las palabras de la comadrona diciéndome las tres señales de urgencia: 1. romper aguas; 2. contracciones cada 5-3 minutos; 3. hemorragias similares a las de una regla. Recuerdo que también me dijo que si sangraba poquito, no me debías asustar, pero significaba que el parto se había iniciado (aunque perfectamente podían pasar días hasta el momento del parto verdadero). Me tranquilizo y vuelo a dormirme. Sobre las 7 de la mañana, me vuelve a doler, todavía me quedan 15 minutos para ir a trabajar, y el sueño le puede al dolor. A las 7.15 am suena el despertador, en ese momento no me duele, y decido ir a trabajar, pero algo me dice que de hoy no paso, así que me hago la que creo que será mi última foto de embarazada.
De camino al trabajo tengo otro dolor, ahora ya pienso que se tratan de contracciones, son irregulares, pero son continuas. En el trabajo parece que me relajo, porque las contracciones parecen cesar. A media mañana tengo otra, pero no muy intensa. A las 11 de la mañana más o menos, voy al lavabo, y veo que las braguitas están manchadas de marrón. Me asusto pues y lo comento con vosotras, en el foro, todas me recomendáis que plegue de trabajar y me vaya al hospital. Decido no precipitarme y llamar al hospital para comentarlo, ellos me dicen que no me asuste, pero que por teléfono no pueden asegurarme nada, que mejor que vaya. Llamo a mi marido y le digo que no se vaya a trabajar, que tenemos que ir al hospital. Sobre la 13 pm llegamos a la Maternidad. En urgencias me ponen las correas y al rato viene un doctor a hacerme un tacto. Me da la grata noticia que estoy dilatada de 2cm (yo pensé que no estaría nada dilatada). El latido del niño va bien, y todo indica que me darán el alta pronto y volveré a casa. Empiezo a sentir nuevamente contracciones. Sobre la 13.30 pm tengo una contracción más fuerte que ninguna otra. La enfermera viene a mirar el registro, se le abren los ojos como melones, y de pronto, me mueve la barriga enérgicamente. Se que algo ha pasado. La enfermera sale disparada a buscar a alguien, vuelve con el doctor de antes, que al entrar, pero detrás aparecen 3 doctores más. El primero me vuelve a mover la barriga, como si quisiera despertar a Jofre, mientras, y casi sin darme cuenta, otra doctora me abre las piernas y me hace otro tacto, me hace daño. Ahora estoy dilatada de 4cm (¡en sólo media hora!!!). Estoy muy asustada, y pregunto qué pasa. El doctor me explica que el niño ha tenido una bajada en la frecuencia cardiaca, pero que ya se ha recuperado. Sin embargo, me explican que debido a esto, ya no pueden darme el alta, y que me quedo ingresada. También me dicen que no saben si podremos proseguir con el protocolo de parto natural. Me pasan a una sala de partos normal, allí me vuelven a controlar mediante correas un ratito, y por fin, dejan entrar a mi marido. Me hacia mucha falta. Le explico lo sucedido, casi me pongo a llorar, pero mantengo la entereza, no quiero preocuparme, quiero seguir relajada para poder afrontar un parto natural. Como las correas van bien, deciden pasarme a una sala de parto natural. Me pongo súper contenta. La sala es pequeñita, tiene una cama, un sofá, un asiento que parece un vidé y un lavabo. Además hay una ventana y cuadros en las paredes, es mucho más cálida que las típicas salas de parto tipo quirófano. Me relajo muchísimo, me pongo mi MP4 y me pongo a escribir esta crónica. Robert me va haciendo fotitos. Al cabo de media hora, entra una comadrona se me presenta como Ana, será mi comadrona durante el parto. Me pregunta como estoy, y le digo que no tengo contracciones, ella me dice que malo, que sin contracciones no hay parto, y me pide que me estimule los pezones. Al poquito de hacerle caso, vuelven las contracciones. A veces éstas son muy fuertes. Voy al lavabo un par de veces, mi intención es poder hacer de vientre, pues ahora ya empiezo a creerme que estoy de parto. Finalmente consigo hacer, esto me alivia, ya que me incomodaba mucho la idea de hacerlo en medio del expulsivo.
Deciden que ya es momento de volver a ponerme las correas para confirmar que Jofre sigue bien, y que lo de la sala de urgencias sólo fue un susto. Estoy mucho rato con ellas, este es el único rato que se me hace largo. De pronto vuelve a entrar la comadrona, me dice que Jofre ha vuelto a hacerlo. Yo le digo que creo que coincide con unas contracciones que son mucho más fuertes y largas que las otras. Jofre va haciendo bajadas cardiacas en muchas más ocasiones. Sin embargo, gracias a las respiraciones aprendidas en las clases pre-parto, el niño se recupera rápidamente, y esto es precisamente lo que confunde a los especialistas, pues en teoría, al niño deberían haberle puesto una medicación para poder recuperarse después de cada bajada. Me explican que debido a todo esto, probablemente me tengan que hacer una prueba llamada PH, y que en función del resultado, podrán establecer el parto natural o bien hacer cesárea, pues la prueba indica si el bebé será capaz de soportar el expulsivo. Me hacen un tacto y ya estoy de 8 centímetros. Voy dilatando muy bien y rápido. Las contracciones son muy fuertes, y le digo a mi marido que no se si pedir la epidural. El me contesta que la pida, que deje de sufrir, pero es que a mí me da tanto miedo la contracción como la propia epidural, temo el no ser capaz de poder empujar bien si estoy medio-dormida, temo la inyección de la propia anestesia, el no poderme quedar quieta, el que la pongan mal y pase algo, etc. Viene la comadrona y le expongo mis miedos y dudas, y ella me aconseja sinceramente, que cree que en mi caso es mejor ponerme la epidural, pues definitivamente me harán el PH, y es muy molesto tener que sentir las contracciones, y a la vez el trasteo que implica hacerme esa prueba (me explica en que consiste) y además, me dice que si la prueba sale mal, la cesárea será segura, y que por lo tanto será mucho mejor para todos el ya tener la epidural puesta que no ponerla rápido y corriendo. Finalmente me convence, y decido ponérmela entre llantos. Le pido perdón a mi marido, siento que he fallado a mi pequeño. El anestesista llega, y se prepara para ponerme la epidural. Tengo miedo. Finalmente no me doy casi ni cuenta, de que me la han puesto. Tenía una idea mal concebida de la epidural. Sin embargo no la han puesto bien, pues sigo notando las contracciones en una pequeña parte de la ingle. Así que vuelven a recolocármela. El tiempo va pasando, y ahora casi no noto las contracciones, si no fuera por el trocito que parece que no ha llegado la epidural. Estoy pendiente del corazón de mi pequeño mediante las correas, cada vez que noto la contracción por el agujerito (así llamaba yo al trocito al que no llegó la epidural) el corazón de mi pequeño late muy, muy despacio. Entonces empieza mi trabajo con la respiración, y él vuelve a recuperarse. Es horrible, tengo ganas de pedir directamente la cesárea, pues no quiero que mi chiquitín sufra más. Me rompen las aguas manualmente.
Por fin, viene un montón de gente, parece ser que ya van a hacerme la prueba del PH. Aquello parece un circo, hay mucha gente mirando (recuerdo que es un hospital universitario), pero no me importa, me pongo en el lugar de los aprendices, y entiendo que para que en futuro haya profesionales, éstos han de asistir a este tipo de acciones. Empiezan a trastearme por dentro, y la doctora que está haciendo la prueba me dice que Jofre tiene mucho pelo, y que esto dificulta la prueba en sí, pues no le permite ver con claridad. La prueba sale bien. Así que deciden dejarme un ratito más con las correas. Jofre sigue haciendo lo mismo, no saben que puede pasarle. Barajan la idea que pueda llevar una vuelta de cordón. La decisión que toman al cabo de un buen rato, es hacerme otro PH, pero este segundo vuelve a salir bien, así que finalmente, piensan que lo único que se puede hacer, es dejar que Jofre de la cara, y ponernos a pujar. Primero me hacen pujar para hacerlo bajar un poco, pues todavía lo tengo muy arriba, entonces me preguntan si quiero tocarle la cabecita, me cogen la mano y me la conducen hacia dentro de mi misma, y llego a tocar algo peludo, ¡es la cabecita de mi niño!. A la media hora aproximadamente, comienza el verdadero trabajo del expulsivo, y comienzo a pujar delante de la atenta mirada de mi marido. Las enfermeras y comadronas me dicen que pujo muy bien, y que el niño está saliendo correctamente. Sin embargo llega un momento, en que Jofre no sale más, parece que está encallado, yo no desgarro naturalmente, así que me comentan que deberían hacerme la episiotomía, yo les digo que lo que sea porque mi niño salga ya y deje de sufrir, lo primero ha sido, es y será siempre él. Tras el corte, vuelvo a pujar y Jofre acaba saliendo. Es lo más emocionante que me ha pasado en la vida, la alegría me invade y me pongo a llorar. Me ponen al niño encima, es increíble como se puede querer tanto a alguien, habiéndolo visto sólo unos segundos. Mi marido también está muy emocionado, y él se encarga precisamente de cortarle el cordón. Jofre ya está con nosotros, ha nacido el 14 de marzo del 2008, a las 21.40 pm, es muy moreno y tiene mucho pelo. Pesa 3,260 Kg y mide 50 cm. Es todo un machote, ahhh, y no llevaba ninguna vuelta de cordón, así que todo ha quedado en una anécdota, pues nadie sabe explicarme que ha podido pasarle.

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